>>716669013 Y de los demás, ninguno se atrevía a juntarse con ellos; no obstante, el pueblo los alababa grandemente.
14 Y los que creían en el Señor aumentaban más, gran número tanto de hombres como de mujeres,
15 tanto que sacaban a los enfermos a las calles y los ponían en camas y en lechos, para que, al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos.
16 Y aun de las ciudades vecinas concurrían multitudes a Jerusalén, trayendo enfermos y atormentados por espíritus inmundos; y todos eran sanados.
17 Entonces, levantándose el sumo sacerdote y todos los que estaban con él, que era la secta de los saduceos, se llenaron de celos;
18 y echaron mano a los apóstoles y los pusieron en la cárcel pública.
19 Pero un ángel del Señor, abriendo de noche las puertas de la cárcel, y sacándolos, dijo:
20 Id, y estando en el templo, hablad al pueblo todas las palabras de esta vida.
21 Y habiendo oído esto, entraron de mañana en el templo y enseñaban. Entretanto, vinieron el sumo sacerdote y los que estaban con él, convocaron al concilio y a todos los ancianos de los hijos de Israel, y enviaron a la cárcel para que fuesen traídos.
22 Pero cuando llegaron los oficiales y no los hallaron en la cárcel, volvieron y dieron aviso,
23 diciendo: Por cierto, la cárcel hemos hallado cerrada con toda seguridad y los guardias que estaban delante de las puertas; pero cuando abrimos, a nadie hallamos dentro.
24 Y cuando oyeron estas palabras el sumo sacerdote y el capitán de la guardia del templo y los principales sacerdotes, dudaban en qué vendría a parar aquello.